SANTO DOMINGO. Tienen la responsabilidad de descubrir el talento en su etapa embrionaria en el rincón más remoto del país, sus reportes determinan el precio en los bonos de firmas, pero su trabajo ocupa el sótano en el edificio de remuneración del béisbol, tanto aquí como allá. Son los escuchas de área de los equipos de las Grandes Ligas.
Mientras los 517 prospectos firmados en el país en 2013 recibieron un bono promedio de US$120 mil, un sondeo realizado por DL con escuchas de diferentes organizaciones arroja que sus salarios rondan entre US$9 mil y US$12 mil al año. Los Filis salieron como el mejor pagador con hasta US$15 mil.
Si bien desde el año 2010 la Major League Baseball introdujo al país su sistema de «escauteo» (MLB Scouting Burea), que permite a los 30 equipos tener acceso a videos y reportes de los principales prospectos, los conjuntos no han renunciado a sus planteles de ojeadores. Con libreta y radares en manos y vehículos todoterreno estos cazatalentos agotan extensas jornadas que incluyen hasta desplazarse a cuatro lugares diferentes en un día, evaluar de forma minuciosa a cada jugador y enviar los reportes a sus superiores.
Desde visitar torneos menores hasta exhibiciones abiertas y privadas, estos «ojos de águilas» tienen que dar un seguimiento al mínimo jugador que a partir de los 15 años dé señales de tener «algo de talento». Una forma de curarse en salud ante sus superiores cuando aparecen joyas reclutadas por «cheles», como Starling Marte, Starlin Castro o Gregory Polanco.
De ahí que estos técnicos desaparecen en un abrir y cerrar de ojos una vez asisten a un showcase dado que, en un país con cientos de programas de desarrollo, su agenda tiene escaso margen para el ocio.
Un escucha, que pide la omisión de su nombre, reside en Baní, y cubre el sur para un equipo de la Liga Nacional, los domingos coordina su calendario de la semana, incluye varias visitas a San Cristóbal y Azua (que junto a Peravia hacen sombra a San Pedro de Macorís), además de internarse en el sur profundo, que cada vez produce más talento.
Si para un bateador que conecta por terreno de nadie 30 veces en cada 100 turnos es muy bueno, para un escucha que le llegue a la Gran Carpa cinco de cada 10 jugadores que firman por su recomendación es excelente, de acuerdo a las estadísticas.
Una vez el reporte enciende la luz roja al director de la academia, y no hay trauma con la documentación, éste comienza la guerra de ofertas, negocia con los familiares y entrenador, y ahí termina el trabajo del scout de base, que de inmediato tiene que enfocarse en buscar el nuevo Sammy Sosa, David Ortiz o Pedro Martínez.
Publicado por Juan Jose Ureña Breton
Deja una respuesta